8 ene 2016

La chica de las fotos. Mayte Esteban


Autor: Mayte Esteban 

Publicado: Harlequin Ibérica S.A. 

Año publicación: 2015 

Género: Romántico,Contemporáneo

EBook: 2,84€



Rocío, camarera de pisos de un hotel rural y escultora en sus ratos libres, vive al borde de un ataque de ansiedad: el día de su boda está a la vuelta de la esquina, faltan muchos detalles por concretar aún y su novio no ayuda. Para colmo, se encuentra con que tiene que trabajar horas extra en el hotel. Todo debe estar impecable para la llegada de Alberto Enríquez y Lucía Vega, la pareja de actores de cine más rutilante del momento. Cuando aparecen, a Rocío le ocurre algo que no logra entender. Es verdad que Alberto tiene un físico imponente y una mirada terriblemente sexy, pero lo que empieza a sentir es desconcertante e inoportuno, y por ello lo trata de manera fría, hasta brusca.
Alberto enseguida descubre que Rocío no es la típica muchacha encandilada por un famoso y justo eso es lo que llama su atención. Sin embargo, algo se le escapa: ¿por qué Rocío evita mirarlo a los ojos? Impaciente por descubrirlo, idea mil maneras de tropezar con la esquiva camarera. Con lo que no cuenta es con que la prensa sensacionalista es capaz de cualquier cosa con tal de lograr una exclusiva.
En cierto modo es un soplo de aire fresco, y parece una historia bastante real... El trasfondo de la misma es de los que daría lugar a muchas discusiones, ya que no solo están las  (ya  que  son  dos) historias  de  amor,  también  está  el eterno debate de la ética periodística a la hora no sólo de promocionar  películas,  sino  más bien  del  carroñero.  Ni que decir tiene que lo de Christian es un delito fragante a la LOPD, que se lo pasa por donde yo te diga, y si Rocío, de  la que creo  que  insinúan que ha  terminado Derecho, fuera espabilada, no se hubiera librado de un buen juicio. Hay una parte de la novela, en la entrevista radiofónica, que la verdad estoy más que de acuerdo con lo que dicen tanto Lucía como Rocío. 
En  fin,  al  turrón.  Al  “genial”  representante  de  Alberto, Gustavo, no se le ocurre mejor idea para promocionar la última película de los dos actores que decir que mantienen un romance, y que se han escondido en un hotel en medio de la nada (he intentado buscar Grimiel en el listado de municipios del INE y no lo encontré, si alguien me dice por dónde cae...) y contrata los servicios de un paparazzi para  que  los  pille  en  actitud “sospechosa”.  Y  vale,inicialmente  es  una  mentira  con  el  único objetivo  de aumentar el número de espectadores (reprochable), pero la bola  de  mentiras  empieza  a  engordar  y  a  deslizarse peligrosamente  cuando  Lucía  no  quiere  salir  del  hotel porque dice que hace mucho frío (una buena excusa como otra cualquiera, ya  veréis  el  porqué),  Alberto  empieza  a acosar  a  Rocío  al  ver que  ésta  pasa  olímpicamente  del actor, y el freelance se aburre y capta unas inocentes fotos de Rocío y Alberto que desde otro ángulo pueden parecer otra cosa. Y la bola empieza a caer. 
Rocío, inmersa en los preparativos de una boda que en el fondo no le satisface, con un novio (Oscar), cuya actitud es  más  que sospechosa,  se  ve  envuelta  sin  comerlo  ni beberlo en un circo mediático donde campa la rumorología y nadie se molesta en contrastar nada, lo que provoca la cancelación de la boda (de la que se libra, ya que Oscar tiene toda las papeletas de convertirse en un maltratador) y la huida del pueblo al agobiarse con lo que le cae encima. Y  mientras  intenta  solucionar  la  papeleta,  se  va incrementando el número de mentiras para salir del paso, y Alberto se    va    introduciendo    despacito    pero implacablemente en su corazón.
Alberto empieza a perseguir a Rocío por la sencilla razón de que ella ni me pide autógrafos ni hacerse una foto con el móvil, cosa que le descoloca un pelín. Pero poco a poco va  interesándose  por esa  chica  tirando  a  borde  y contestona a la que acaba de fastidiarle la vida sin saberlo. Y  por  si  los  problemas  fueran pocos,  choca  con  las estupendas  ideas  de  Gustavo  y  tiene  que lidiar  con su hermano  menor  adolescente.  Rocío  por  su  parte, se  ha acomodado en una relación que no le lleva a ningún lado, pero por  miedo  o cobardía continúa adelante a  pesar de todas  las dudas  que  le  producen  las  reacciones  de  su cuerpo ante la proximidad de Alberto o las que le genera Oscar con su forma de tratarla. Sí, exactamente igual que los  borriquitos o  los avestruces, sin  querer  saber lo  que pasa  realmente. Y  cuando todo  le explota  en  la  cara,  le echa al actor y a los periodistas la culpa de todos sus males (que la tienen) pero le cuesta analizar en profundidad su noviazgo y se defiende a base de borderías, groserías,  y por  qué  no  decirlo,  tozudez y orgullo  mal enfocado. Al menos a veces tiene ratos de sensatez en lo que se refiere a Oscar, pero le cuesta... Dios y ayuda. Y tampoco es de las que  le duran  los  cabreos  eternamente,  pero  también gracias a terceras personas. Lucia es la gran sorpresa de la novela, ya que en las primeras apariciones te imaginas una diva pija y caprichosa. Pero a medida que vas rascando te das cuenta de que todo es una fachada y es una persona encantadora, que protagoniza una gran historia de amor (a escondidillas  y  en  plan  secundario,  y afortunadamente nada  complicada  pero  que  te  pilla  por sorpresa su duración). No tardas en encariñarte con ella. Y Gustavo... es para  dar  de  comer aparte.  Sinceramente  tiene  unas opiniones que es de tirarle de las orejas sin parar. 
Otros  personajes  destacables  son  Víctor,  el  hermano adolescente y  follonero;  Carlos,  Luisa,  trabajadora  del hotel; los padres de Rocío, su tía Gigi, Christian... Todos van conformando una historia en la que los “qué dirán”, o el  derecho  a  la información  juegan un  papel  muy importante. 
Una historia fresca y original, y en la que se pone en el tapete  ese famoseo  de  prensa  rosa  que  tanto  campea en nuestro país,  y que son capaces de hacer cualquier cosa con  tal  de  acaparar  la atención,  querida  o  no,  y  que  no dudan el pasar por encima de alguien que pasaba por allí en  ese  momento.  Y  no  solo  las actitudes  de  los personajillos,  también  de  los  “periodistas” (telita  para algunos como Raúl Gil...).




Otros personajes destacables son Víctor, el hermano
adolescente y follonero; Carlos, Luisa, trabajadora
del
hotel; los padres de Rocío, su tía Gigi, Christian...
Todos
van conformando una historia en la que los “qué dir
án”, o
el derecho a la información juegan un papel muy
importante.

6 comentarios:

  1. ¿Qué te voy a decir? Que has entendido la novela perfectamente y que me ha gustado mucho tu reseña.
    Solo te añado una cosa, que no tiene nada que ver con la reseña, y es que el 1 de febrero, al fin, se publica su versión en papel.
    Un beso y muchas gracias

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    Respuestas
    1. De nada Mayte... Animo, bicos y sigue asi ;)

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    2. De nada Mayte... Animo, bicos y sigue asi ;)

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    3. Se me olvidó comentártelo: Grimiel no existe. Es un pueblo que inventé, que más o menos por el tiempo que digo que tardan en llegar estaría al norte de Castilla y León. Lo que sí te digo es que está basado en los pueblos de esta comunidad que conozco. Son mágicos.

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  2. No tiene mala pinta, me lo apunto.

    Saludos

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  3. Hola,
    No soy muy dada a lo contemporáneo,. así que por esta vez y a pesar de lo que comentas en tu reseña, lo dejo pasar

    Feliz 2016!!!

    Un besote

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